dueños del pueblo, en la calle en la que vivíamos, sobre los campos de Batter.
Fuimos amantes y amigos, y tontos despistados. Aún sigo sin saber qué piensas
de aquella noche en la que fuimos separados, cuando pensábamos en todas las
cosas que íbamos a hacer. Fuimos soñadores con los ojos abiertos,
y un poco más sabios quizá.
A lo lejos está el paseo del muelle, en East
Wharf, lleno de borrachos y de
enamorados que miran hacia el mar, y se pueden
distinguir las luces de la ciudad,
junto con aquel viejo café.
Hoy te busco en el camino, en cada edificio y en
cada luz de cada calle,
pero ya no quedan huellas de quién solías ser. Me han
contado que ahora tienes
una casa mucho más grande y que huiste de este lugar.
Siempre quisimos irnos lejos de casa.
Vuelve. Volvamos otra vez al paseo del muelle y
miremos la noche caer en
aquel viejo café.
Miremos a los borrachos y a los enamorados que miran
hacia el mar, y
cierra la puerta tras de ti, por si se te ocurre volver a huir.
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