25 marzo, 2018

Pies mojados



Acuérdate, joder.

Saliste afuera y te pusiste a llover al mismo tiempo
que la ciudad. Inundabais a todo el barrio sin bote
salvavidas al que agarrarse. Aún tengo los zapatos
mojados y las heridas abiertas. Pero ya está bien de
hablar de ti y de lo que mierda sea que hayas hecho
desde entonces.

Aquí hoy llueve, para variar, pero todos los críos han
salido a jugar. Me gustaría que vieras el color del que
se visten las calles desde aquel día de febrero. Es
como si hubiese un concierto de un grupo que no
conoce nadie tocando la canción más escuchada de la
historia. De ironías fue la vida.

Pero qué más da si ni siquiera recuerdas el nombre
de aquel que un día buceó entre tus piernas
buscando un hueco del que esconderse del mundo.


Buen viaje.