06 abril, 2017

Agárrate. A mí.

Me condujiste por la palma de tu mano,
por las estrechas calles de tu ciudad cuyo nombre no recuerdo,
por carreteras aún en estado de construcción;
atravesando puentes que no aparecían en ningún mapa.

Me pregunto cuántas noches has pasado en vela
desde aquella vez que navegaste por mi espalda en línea recta,
perdiéndote entre los hoyuelos atrincherados como heridas de guerra,
hasta llegar al remolino de pelo castaño que crece
sin sentido junto a mi sien.

Me perdí en cada espacio que dejabas
entre las líneas de tu paso de peatones.

Pero ahora me toca a mí
elegirte el destino,
el asiento,
y perderte para que ni siquiera yo
te vuelva a encontrar.

Agárrate,
que vienen curvas.

París, Francia.