19 agosto, 2013

Aquel viejo café

Estoy de regreso a casa. De regreso a la época en la que éramos los 
dueños del pueblo, en la calle en la que vivíamos, sobre los campos de Batter. 
Fuimos amantes y amigos, y tontos despistados. Aún sigo sin saber qué piensas 
de aquella noche en la que fuimos separados, cuando pensábamos en todas las 
cosas que íbamos a hacer. Fuimos soñadores con los ojos abiertos, 
y un poco más sabios quizá.

A lo lejos está el paseo del muelle, en East Wharf, lleno de borrachos y de 
enamorados que miran hacia el mar, y se pueden distinguir las luces de la ciudad, 
junto con aquel viejo café.

Hoy te busco en el camino, en cada edificio y en cada luz de cada calle, 
pero ya no quedan huellas de quién solías ser. Me han contado que ahora tienes 
una casa mucho más grande y que huiste de este lugar. 
Siempre quisimos irnos lejos de casa.

Vuelve. Volvamos otra vez al paseo del muelle y miremos la noche caer en 
aquel viejo café.  Miremos a los borrachos y a los enamorados que miran 
hacia el mar, y cierra la puerta tras de ti, por si se te ocurre volver a huir.

París, Francia.